En tan solo unos meses, el Ministro de Educación y Cultura, Jose Ignacio Wert, ha batido todos los records de insensatez y se ha convertido en un peligro mortal para nuestro sistema educativo y para la convivencia en general. Se hace urgente aunar todas las voces para exigir su dimisión.
Licenciado en Derecho en 1972, la mayor parte de su actividad profesional la ha desarrollado como sociólogo en instituciones públicas como RTVE o el CIS, y en empresas privadas como Demoscopia, o el grupo PRISA. Sus únicos contactos con la educación han sido como profesor asociado en la UCM (1974-78) y en la UAM (1980-83), y eso fue ya hace bastante tiempo. Aun así, se cree poseedor de todas las respuestas y de todas las verdades. Sus “logros” como Ministro han sido muchos y todos ellos memorables. Veamos:
- Ha sido el primer ministro en conseguir un plante de Rectores, los cuales se negaron a reunirse con él por no querer debatir sobre los recortes.
- Ha sido tambien el primero que ha provocado una “huelga de padres”, gracias a sus contínuos recortes en educación.
- Ha cambiado la ley para poder seguir dando dinero público a colegios ultrarreligiosos que segregan por sexos.
- Ha provocado el despido de 100.000 profesores, ha aumentado la ratio de alumnos por aula en un 20%, ha dejado sin ayuda para libros a medio millón de niños, sin comedor escolar a otros tantos, y ha puesto la educación infantil a precios privados.
- Sin el más mínimo consenso, ha hecho la enésima reforma educativa de la democracia, en la que pone patas arriba los contenidos de la ESO, reduce las competencias de las autonomías en dichos contenidos, y rescata, multiplicándolas, las antiguas reválidas del franquismo.
- Ha promulgado un decreto de tasas universitarias que deja fuera de estos estudios a las capas más desfavorecidas de la población. Para asegurarse bien de que los pobres no estudien, a la vez ha reducido el número de becas.
- Ha retirado numerosas subvenciones a la cultura, al tiempo que sube el IVA de los productos culturales.
Pero aún le sobra tiempo para colaborar con Artur Mas en fabricar independentistas en Cataluña al grito de que “hay que españolizar” a los alumnos catalanes. Me recuerda a una teoría de ETA de los años 70 en la que había que “euskaldunizar” a los vascos. Por si acaso alguien piensa que todo es producto de su inexperiencia, deja bien claro que “yo no improviso” y que “estoy muy orgulloso de lo que he dicho”. Finalmente, a los que se oponen a sus verdades, les dedica cariñosos epítetos como el de “bobo” a Mas, o “irresponsables” y “radicales de izquierda” a los padres en huelga.
Todo un prodigio. Si supiera dibujar, lo pintaría con un hacha en una mano y una brocha gorda en la otra. La brocha la utilizaría para hacer sus finos análisis de la realidad y el hacha para recortar lo que el estima supérfluo. Solo los ignorantes tienen la osadía suficiente para hacer lo que el hace: no escuchar a nadie, descalificar al que le critica y recortar sin saber muchas veces lo que recorta. Así sucedió cuando confundió cŕeditos ECTS con horas docentes, o cuando aumentó las horas docentes en función de los sexenios.
Esta mezcla de fundamentalismo e ignorancia es letal. El sistema educativo atiende a ocho millones de alumnos. Sumando a los padres de eśtos y a los que trabajamos en él, más de la mitad de la población se ve afectada por las leyes educativas. Los reformadores deberían ser extremadamente prudentes con los cambios que introducen y buscar los mayores consensos posibles antes de cambiar un sistema tan sensible para tantos ciudadanos. Ya sabemos que esta no ha sido la tónica, y que casi todos los ministros de Educación han querido dejar su impronta, su “verdad”, en el sistema. Pero el caso de Wert es aterrador. Si nadie le para, él seguirá con su brocha gorda y con su hacha reformandonos a todos hasta que no quede nada en pie. ¡Es urgente pararle ya!
Ricardo Peña Marí, Secretario General de ASU-PSM